Llegué a Chiloé, desde Santiago de Chile, hace ya 40 años, buscando una vida autosuficiente y volver a las raíces. En los primeros años me establecí en este bello lugar llamado San Miguel, el cual no tenía acceso por camino ni luz eléctrica, solo se accedía por mar. Ahí formé mi familia, aprendí a navegar a vela por los canales chilotes, a trabajar la tierra, la crianza de animales para producir nuestro alimento y el trabajo en el bosque en busca de maderas para la construcción… 

Quien piensa en Chiloé, piensa en bosques nativos, humedales, aves playeras, senderos mágicos, animales y flora silvestres. Quien elige Chiloé, elige naturaleza…

Carlos Grimalt – Propietario